¿Es trascendental la antropología de V. E. Frankl?
Juan Fernando Sellés
Después de tantos estudios de psicoterapia e incluso de antropología, tanto en libros como en artículos de revistas, sobre Viktor Emil Frankl, ¿por qué una nueva publicación acerca de las claves de su antropología? Sencillamente porque las que están hechas no responden a la pregunta que figura en el título de esta obra.
Se entiende por ‘trascendental’ la antropología que mira al núcleo personal, no a las diversas dimensiones manifestativas humanas. Lo ordinario es centrarse en estas últimas y omitir aquella. ¿Qué responde el autor de este trabajo a dicha pregunta? Que la antropología de V. E. Frankl es trascendental en su planteamiento, pero no en su desarrollo y consecuencias. Intentemos dar razón de esta respuesta en los tres puntos siguientes.
En primer lugar, la antropología de Frankl está centrada en la persona, viendo a esta como distinta y superior a la naturaleza humana, porque tal advertencia la tomó del segundo Scheler (el del periodo católico) y la contrastó, como buen judío, con la revelación bíblica del Antiguo Testamento, donde claramente se distingue entre ‘ruah’ (espíritu), ‘néfesh’ (alma), y ‘basar’ (carne). El espíritu equivale a la persona, la cual es abierta coexistencialmente al ser divino, solo en el cual puede encontrar su irrepetible sentido. En cambio, el alma mira tanto a la vivificación de las diversas facultades humanas tal como estas están matizadas en el propio sujeto como al modo de estar encarnadas y manifestarse socialmente en los demás hombres conformando determinadas tipologías, las cuales si devienen enfermas dan lugar a patologías psiquiátricas. Por su parte, el cuerpo orgánico es la dimensión inferior del compuesto humano. Pero téngase en cuenta que lo compuesto por estas tres dimensiones es el hombre, no la persona, la cual es una de ellas, la superior y radical. De modo que, para Frankl, persona no equivale a hombre, y en esta visión tripartita de lo humano acierta de lleno.
En segundo lugar, Frankl atribuye a la persona una serie de sinónimos y de notas. En cuanto a los primeros, no todos los sinónimos que él emplea de persona se pueden tomar en sentido estricto como equivalentes a ella. En efecto, el autor de este trabajo sostiene que entre ellos la sinonimia es correcta, por las razones que indica, en los siguientes casos: ‘espíritu’ y ‘corazón’. En cambio, son matizables estos otros: ‘existencia’ y ‘devenir’. Y no son apropiados los vocablos ‘individuo’, ‘yo’ y ‘personalidad’. En cuanto a las segundas, las notas con que el pensador austríaco describe a la persona, estas son: la espiritualidad, la libertad, la responsabilidad, el sentido y el amor. De entre estas, la espiritualidad se puede tomar como un sinónimo de persona, porque persona es espíritu; por eso las demás notas se pueden predicar de ella. En cambio, las otras, aunque están vinculadas entre sí de manera que no cabe una sin otra, en rigor, son distintas, y lo son de modo jerárquico, pues el sentido es el norte de la libertad personal y a donde se debe dirigir la responsabilidad; por su parte, el amor atrae al sentido. En la exposición de estos rasgos el autor une la libertad y la responsabilidad porque las considera dos caras de una misma moneda, ya que la responsabilidad es el sí personal o respuesta de la apertura libre. Pues bien, aunque, bien entendidas, todas estas notas se pueden considerar como ‘trascendentales personales’, la manera como el pensador vienés las describe no siempre da pie a entenderlas como tales. Por tanto, se puede concluir que la exposición frankliana de cada una de ellas es susceptible de revisión en el siguiente sentido. La nota de ‘libertad’, porque más que una ‘cualidad’ o ‘facultad’ humana de orden categorial, especialmente vinculada a la voluntad, como muchas veces la entiende Frankl, hay que entenderla como un rasgo trascendental de la persona, como el vienés parece admitir otras veces. La de ‘responsabilidad’, porque más que responder en concreto en situaciones particulares, como Frankl reitera, el ser personal humano ‘es siempre respuesta’. La nota de ‘sentido’, porque más que buscar el sentido concreto en los diversos momentos y circunstancias de la vida, como reiteradamente afirma Frankl en muchos textos, cada persona humana ‘es siempre búsqueda’ de su sentido personal durante esta vida, y eso porque no lo conoce de modo completo; sentido que es permanente y creciente, concreto y distinto en cada quien, y que marca toda su existencia, como el mismo logoterapeuta admite en algunos textos. Por último, la nota de ‘amor personal’, porque, aunque Frankl manifiesta que el amor es personal (espiritual) y referido a personas (espíritus), no es explícito en sus obras si la persona ‘es’ amor, o si este es algo ‘de’ ella. Decantarse por la primera parte de la alternativa es considerarlo como trascendental; por la segunda, en cambio, como categorial o predicamental.
En tercer lugar, hay en la obra frankliana otras imprecisiones que no están a la altura de su concepción de la persona. En este estudio se destacan tres: a) Una de ellas es el método de conocimiento empleado para alcanzar a conocer el ser personal, pues hay un largo recorrido de búsqueda y tanteo metodológico en la obra frankliana: por medio de su corporeidad, por las manifestaciones —por la ‘acción’ dice Frankl—; por medio de la ‘biografía’; por un ‘análisis fenomenológico ‘que describa al hombre y acabe en una vía sistemática; por la ‘conciencia’ que es el ‘órgano del sentido’; por la apertura ‘sobrenatural’ que la persona guarda con la trascendencia divina, de modo que esta la puede desvelar; por la ‘autocomprensión ontológica prerreflexiva’; por el ‘análisis de la existencia’; por la ‘sabiduría del corazón’. De todos estos, solo el último es el adecuado, pues los precedentes son limitados o impropios para tal empresa. b) Otra imprecisión versa sobre el sentido del dolor, sufrimiento y límites temporales de la vida humana. En efecto, a pesar de que Frankl reitera que, por penosa que sea cualquier situación humana de déficit de salud corporal o psíquica, ninguna carece de sentido, defiende el aborto en casos de malformaciones y deficiencias del nonato. Por otra parte, también es vacilante en cuanto a la superioridad del pasado, presente o futuro en la vida humana. Por último, en cuanto a la apertura a la trascendencia divina, Frankl, por influjo de Kierkegaard, incurre en un manifiesto fideísmo.
De entre los tres puntos indicados, solo el primero —el de la visión tripartita de lo humano, que permite discernir entre persona y naturaleza humana— es válido para responder afirmativamente a la pregunta del título de esta obra. El segundo y el tercero son revisables, por lo que se echa de ver la tesis que se ha adelantado: que la antropología del fundador de la logoterapia es trascendental en su planteamiento pero no en su desarrollo y aplicaciones concretas.
Por lo demás, el autor de este trabajo, que ha revisado la obra completa de V. E. Frankl y buena parte de los estudios habidos sobre ella, sin perder hondura, expone de modo sencillo y claro estas tesis, de modo que puedan servir tanto para los psicólogos, como para los filósofos y en general para cualquier humanista. Divide su exposición en los siguientes capítulos: 1.º) Frankl en el contexto histórico-filosófico de la antropología. 2.º) Las tres dimensiones humanas: persona, alma y cuerpo. 3.º) ¿Qué entiende Frankl por persona? 4.º) Las notas del ser personal. 5.º) El método del conocimiento personal. 6.º) La experiencia de los límites: el dolor y la finitud temporal. 7.º) La apertura a la trascendencia divina. Estos apartados están precedidos por una Introducción y seguidos por un Epílogo, en el que el autor resume su respuesta a la pregunta del título. El trabajo se cierra con la Bibliografía y el Índice.
J. F. Sellés, ¿Es trascendental la antropología de V. E. Frankl?, Ápeiron Ediciones, Madrid, 2015, 276 pp., ISBN 978-84-944252-7-1
Juan Fernando Sellés es Doctor en Filosofía por la Universidad de Navarra y Profesor Titular de Antropología Filosófica en esta Universidad desde 2009. Profesor visitante de 10 universidades extranjeras, ha publicado más de 200 artículos y 40 libros, entre los que cabe destacar La antropología trascendental de Maurice Nédoncelle (Ápeiron Ediciones, Madrid, 2015), La antropología de Kierkegaard (Pamplona, 2014), Antropología de la intimidad (Madrid, 2013), Antropología para inconformes (Madrid, 2011) y ¿Qué es filosofía? (Madrid, 2011).
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